viernes, 6 de noviembre de 2015
Buenos días,
en la clase práctica del lunes pudimos ver una sesión donde se trabajaba el esquema corporal, perteneciente a un proyecto sobre los museos, empleando para ello el cuento motor y canciones motrices.
La sesión resultó muy lúdica y amena, ya que mis compañeras emplearon recursos de gran atractivo como, por ejemplo, unos guiñoles. Además, a través de ellas también se trabajaron contenidos actitudinales, puesto que se ponía en situación a los niños diciéndoles que estaban en un museo, y que había una serie de normas que tenían que respetar en él, como no correr, no gritar, no tocar nada, entre otras.
En dicha sesión se llevaron a cabo diversas canciones, todas inventadas para la ocasión. Estas canciones se utilizaron en diversos momentos, como en la entrada al pabellón, en el desplazamiento de una actividad a otra, y para finalizar la sesión.
Todas ellas tenían tres cosas en común: eran canciones muy sencillas, con un ritmo muy pegadizo, y todas tenían movimientos asociados. Son, por tanto, canciones motrices.
En nuestro caso, en el proyecto que estamos realizando casi no hemos usado canciones motrices, únicamente en el momento en que nos trasladamos de la clase a la sala de educación física. Sin embargo, quizás este sea un aspecto que modifiquemos, ya que, como pudimos comprobar son un elemento muy motivador y con el que se consigue un mejor aprendizaje.
En mi caso particular, lo cierto es que no conozco un repertorio muy amplio de canciones, sino que, desgraciadamente, es bastante limitado. De hecho, este es un asunto pendiente sobre el cual tengo que trabajar y sobre el cual formarme para ampliar mis conocimientos. Por ello siempre intento apuntar los nombres de las canciones motrices que se trabajan en clase para formarme así un cancionero particular al cual recurrir cuando tenga la oportunidad de trabajar en un colegio, o incluso durante el periodo de las prácticas escolares.
Lo que sí es cierto es que el año pasado, durante mi horario laboral, recurrí a algunas de las canciones que aprendimos en clase, empleándolas para trabajar otro tipo de conceptos que poco tenían que ver con la Educación Física, sino para el aprendizaje de las letras. Los resultados fueron muy satisfactorios, y a los niños les encantó esa nueva metodología, y a mi me abrió los ojos para utilizar este recurso cada vez que tenga ocasión por las numerosas ventajas que proporciona.
Y es que, en definitiva, tal y como dijo Platón, "la música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo". Y que mejor que unir ambas.
¡Hasta la semana que viene!
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